Como en años
anteriores, el departamento de francés ha organizado un viaje a Versalles, una
de las ciudades de la periferia de París. En este viaje hemos participado 34
alumnos de 3º, 4º ESO y 1º de Bachillerato. Nos acompañaron María Aguirre,
Helena López y Marian Gragera, ya jubilada,
que se prestó voluntariamente a ayudar. Se trata de un viaje con fines
académicos, concretamente para mejorar nuestro nivel de francés, por ello, allí
vivíamos en casas de familias francesas por parejas o tríos.
Partimos
hacia Francia el 9 de abril de madrugada, el nerviosismo y las ganas de
emprender el viaje se dejaban ver a pesar de la temprana hora de salida.
Al llegar
allí, todo cambió, desde la cobertura de los móviles, hasta el “chip” de
nuestra cabeza para hablar en francés. Disfrutamos de los maravillosos Jardines
del Palacio de Versalles pasados por agua, aunque esto les daba un toque más
romántico. Paseamos por las calles de Versalles y nos encontramos con la
Catedral de Notre Dame (la de Versalles).
Por las
mañanas nos levantábamos temprano, para ir a las clases de 9:00 a 12:15. Éstas
eran de conversación con mucha participación o para conocer un poco de la
cultura francesa.
Después de
comer, cogíamos el tren a París y nos culturizábamos con monumentos o lugares
de interés. Visitamos la Torre Eiffel (subimos hasta arriba, ¡andando!) y
disfrutamos de las inmensas vistas de París. El Museo del Louvre, donde vimos
las principales obras de arte como la Gioconda o la Venus de Milo. Otro día,
como parte del curso matinal, hicimos una gymkana por Montmartre, el barrio
bohemio, y descubrimos la frutería de la película Amelie o el cabaret de “Le
Lapin Agile”, para terminar el recorrido en la iglesia del Sagrado Corazón. Más
tarde navegamos por el Sena en “Le Bateau Mouche” y dimos un paseo por los
Campos Elíseos, viendo el Arco del Triunfo, la Plaza de la Concordia y más
adelante la Magdalena y la Ópera de París. El Palacio de Versalles, residencia
de Luis XVI y María Antonieta entre otros monarcas, también venía incluido en
el itinerario, visitamos el interior y con ello la Galería de los Espejos, la
sala más destacada. Como colofón, el último día fuimos a Notre Dame (esta vez
la de París). Paseamos un poco por las calles de París, algo de compras, y de
vuelta al aeropuerto.
Cuando nos
quisimos dar cuenta, ya estábamos de vuelta, había sido un viaje muy
enriquecedor: por un lado, afianzamos y aumentamos nuestro francés y aprendimos
muchas cosas de Historia gracias a Marian; por otro lado, nos lo pasamos genial
y conocimos o nos unimos más a compañeros de otros cursos o del mismo. Y aunque
en alguna ocasión a alguien le dieran ganas de ahogar a alguno en el Sena,
nuestro comportamiento fue ejemplar.
En definitiva, fue una experiencia inolvidable.
Irene Aguado
1º Bachillerato
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